miércoles, 28 de octubre de 2015

Violeta



Vuelven a ser invisibles las marcas en su cara. Hasta que pase otro mes. Hasta que el miedo vuelva a transformarse en piel abrasadora sobre su rostro. Violeta no entiende como alguien que dice quererla a morir le aplasta la cara contra las plaquetas del suelo.  Ya no oye de un oído. Total ¿ para qué? Para lo que hay que oír. Desde que  aprendió a vivir sólo la vida imaginada de su cabeza, es feliz. Los golpes sólo resuenan y ennegrecen  su piel.  Si él supiera que ya nada puede dolerle dejaría de pegarle. Lástima que Violeta ya no tenga  palabras para contárselo.   

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