miércoles, 5 de febrero de 2014

Espejo roto

Magritte
   Era tanta la miseria que cualquier pequeña novedad suponía un mundo de ilusión. Sin juguetes, sin ropa, con zapatos rotos, jugábamos a ser comedoras de  cal o a pintar con pizarra sobre las piedras.  Sentada, hoy en mi habitación con tantas cosas innecesarias a mi alrededor, con tanto objeto que desborda de las estanterías, recuerdo cuando, con 8 años, vi por primera vez mi cara en el espejo. Se le había caído a alguien en el camino. Estaba roto y mi cara se veía deformada. Pasé horas delante de aquel objeto. Y fui feliz. Nunca, después, lo fui tanto. A pesar de intentarlo, una y otra vez, instalándome en aquel cuerpo de niña viendo su cara en un espejo roto.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario