domingo, 12 de mayo de 2019

Koldo y la rana o el príncipe y el sapo



Habitat de halcones
Las Bardenas reales desaparecerán algún día. El viento se las está llevando poco a poco. Las atrapa de una forma curiosa, realizando formas, montículos grandes que forman un paisaje lunar. De los que gustan mucho al cine. De hecho, las Bardenas reales se convirtieron en plató de muchas películas. El propio James Bond decía en “el mundo nunca es suficiente” que estaba en Kazajistán, pero en realidad estaba en las Bardenas Reales, en el sur de Navarra. Los Kazajos que lo acompañaban eran, realmente,  70 hombres de Tudela. Nosotros éramos 44 almas en un autobús, recorriendo aquel espacio con Rutea y guiados por el “ser de otro mundo”, Koldo. Nos contaba sus historias dentro del bús mientras nos concentrábamos en mirar aquel espacio entre desértico y lunar tan diferente al resto de Navarra. Cuando Koldo nos invitaba a bajar a tierra, al terreno arcilloso de las Bardenas, comenzaba la verdadera aventura.
-Esta es la huella de un lirón.- Está perfectamente marcada. Y esta de una comadreja.- Con rodilla al suelo nos mostraba los restos de patas andando por aquella tierra mojada. – Por aquí pasó, no hace mucho, una liebre.-  Estas huellas sirven perfectamente a  los científicos para identificar la fauna que sigue viviendo aquí. Al estar la tierra húmeda las huellas son perfectamente identificables.  
-¿ y esta, es de una gineta?- Preguntó el joven de Lalín.
-No, respondió rápido Koldo. De nuevo con rodilla al suelo dibujó en la tierra como sería una huella de gineta.  Fueron unos trazos perfectos realizados con una uña. Un par de huellas falsas que quedaron para la posteridad. El joven de Lalín puso cara de preocupación.
- Cuando vengan los científicos se van a comer la cabeza con estas dos huellas sueltas. No sabrán cómo explicarlo. Risa general. Osane, la chica medio gallega medio vasca no podía parar de reír imaginándose esa situación. En las Bardenas Reales existen 28 especies diferentes de mamíferos, de las cuales ocho corresponden a micromamíferos y nueve a murciélagos. También hay ranas. Koldo metió todo el brazo en las aguas arcillosas para pillar una rana verde. Era una hermosa dama de las aguas que vivió un momento de angustia para que nosotros pudiéramos observarla. Fueron unos segundos   semiatrapada en unas manos pequeñas que la devolvieron pronto a su charca. En un segundo, por mi cabeza pasó la idea de que se habían fusionado el sapo y el príncipe. Alguien preguntó, con gracia, si había alguna chica que deseara besar  al sapo. Fuimos dos las que contestamos al mismo tiempo.
- Demasiado tarde, ya no creemos que existan los príncipes.
-Y el que había se lo llevó Leticia.- Apuntaló el chico de coleta. Hubo un silencio general. Se necesita tiempo para procesar la  unión entre príncipes de cuento y de realidad.
Si no fuera por el exceso de turistas, pasear por aquel paisaje fue como meterse entre las líneas de un poema, con una tierra monocolor que el aire arrancaba a trozos. Entramos  en una cueva, subimos 300 escalones para estar en lo más alto de un montículo y vimos halcones hermosos cuidando a su cría. Estaban en pequeñas cuevas de las paredes horizontales de las montañas. Koldo sacó, de su pequeña mochila, o su hatillo mágico sin fondo, no sabría identificar lo que era, un telescopio para ver de cerca los halcones. Allí estuvimos largo rato mirando su vuelo, viéndolos de cerca y observando aquella maravilla de la naturaleza. De vuelta en el autobús Koldo nos contó la historia más triste del viaje:

-        

Cuando trabajaba de guarda en Irati, unos turistas nos avisaron de que había un ciervo herido tirado en el bosque. Fuimos a rescatarlo. Estaba acostado sin moverse, vivo y, en apariencia, completamente sano. No estaba atrapado por nada ni tenía heridas en el cuerpo. Era un animal muy grande, intentamos que se levantara pero no se movía. Le dejamos comida y bebida. Dos días después volvimos. No había probado bocado pero esta vez estaba muerto. Avisamos a Medioambiente para que  viniera a buscarlo. Se lo llevaron, lo analizaron y cuando les pregunté la causa de su muerte me dijeron:  
-          No tenía heridas, ni internas ni externas, creemos que murió de estres tras una larga huída de cazadores que intentaban matarlo. Ni lo rozaron pero no pudo soportarlo.
 El autobús se quedó silencioso. Unos minutos más tarde Fran, el conductor, nos regaló a la cantante Sés:” Vivo procurando un verso para encarcelar todo ese sentir que desgarra, e as rosas que fan que aínda poida soportar a carne viva”. Ahí pensé:- Es imprescindible escribir este viaje, aunque quedará para siempre en mi  memoria.

lunes, 22 de abril de 2019

Navarra. Lo esencial es invisible a los ojos.



 Nunca he podido ser la “chica de las bragas de oro” pero, durante tres días, fui la “de las botas podridas”. – Nadie daba un duro por ti.- me dijo la chica que corre. -Nadie pensó que lo podrías hacer. Venir con las botas podridas y que se te deshagan en el primer kilómetro lo dice  todo. –. Adoro la sinceridad y empecé a empatizar con la chica que corre.  El director de la expedición se ofreció amablemente a acompañarme en busca de otras zapatillas  que había dejado en el autobús. El chófer, Fran, al vernos,  se quedó perplejo y nos recibió con una sonrisa irónica: - ya vuelven dos.- debió pensar.- Esta aventura empieza a estar interesante. Las botas podridas se quedaron en un contenedor a las puertas del Parque Natural del Señorío de Bertiz. Esas botas que cruzaron parte de Francia central terminan sus días, años después, a las puertas de uno de los mayores parques naturales de Navarra. Si no se las llevaran, contemplarían 2040 hectáreas de parque poblado esencialmente por hayas, robles y algún avellano. Es un parque que nació de una forma romántica, como todas las grandes cosas de la vida. Antes de conocer la intrahistoria voy a hablar de  Koldo. No tengo la certeza de que exista, quizás sea un ser mitológico de los montes de Navarra, quizás solo salga de detrás de un tronco en busca del caminante, y nosotros éramos muchos, por eso, quizás, se quedó tres días para hablarnos de lo humano y lo divino de la naturaleza.
Koldo es biólogo y dueño de  una empresa local de interpretación de la  naturaleza después de dejar su trabajo en  la administración y de  ser nómada  en India y Pakistán. De joven huyó a un viaje en moto de varios meses, tras un desengaño amoroso.  La chica que corre le preguntó si había conseguido olvidar ese amor. Una buena pregunta, sin duda. Ella siempre tenía muy buenas preguntas y por eso yo intentaba situarme a su lado, para no perderme las respuestas. –No, dijo Koldo.- Ella siempre estuvo aquí.- respondió señalándose la sien.  Koldo, antes de empezar el viaje nos llevó a la mágica historia de la vida.  En una caja de madera llevaba trozos de mundo, del que había existido antes en aquella pradera verde: Un diente de una especie de dinosaurio, un hongo que nace dentro de los árboles, plumas de pájaros, fotos plastificadas que testimoniaban que hace miles de años aquello había sido un océano y un auténtico parque jurásico.  Ya en la historia cercana estaban Don Pedro Diga y su esposa Dorotea que compraron la inmensa finca en 1898. Como auténticos amantes de la naturaleza trajeron  al parque todo tipo de árboles y especies para hacer un auténtico museo verde. A Koldo no le pareció una buena idea.- Tiene su parte buena pero también su parte mala.- dijo.- Trajo especies foráneas que con el tiempo invaden el territorio y no permiten crecer a las propias.-  Ahora tenemos un bosque de hayas pero nos encontramos con juncos, palmeras o  cerezos japoneses. Don Pedro resultó ser un hombre inquieto y tremendamente apegado a la tierra: Construyó su residencia de verano a siete kilómetros de la de invierno. Eso sí, cuesta arriba en el monte. Hacer un poco de ejercicio fue sano en todas las épocas.  Don Pedro y Doña Dorotea vivieron dedicados en cuerpo y alma al parque. En 1949 Don Pedro lo  legó por testamento de puño y letra al Señorío de Navarra y a la Diputación foral.  Puso una condición: Conservarlo sin variar sus características naturales. Desde 1984 es Parque Natural del Gobierno de Navarra.  Está cuidado como si fuera el salón de una casa. Los pájaros carpinteros agujerean los troncos casi muertos y los hongos se incrustan en ellos para darles una forma especial.
- Parece una escalera. Se puede subir como si fueran peldaños.- Apuntó alguien. - No creo que aguante.- contestó asustado Koldo y nos invitó rápidamente a seguir viaje. Hay plantas que se comen y saben a ajo, otras están pegajosas porque a ellas se quedan coladas los mosquitos que le servirán de alimento. Hay roedores que se esconden al pie del camino, hay plumas de pájaros que indican que alguien fue comido y otro se llevó un buen festín.  Hay ginetas pero también el mamífero  más característico del hayedo: la marta. Por fortuna no la hemos visto comiendo su manjar preferido: la ardilla.  Si hemos visto los restos de pelo en sus deposiciones, preciosamente conservadas y visionadas, gracias a la lupa de fondo rojo de Koldo. .-Ha comido un roedor y semillas.- Aquí podéis verlas perfectamente.- dijo.  Yo pensaba en una cámara nocturna grabando a todos aquellos animales paseándose de aquí para allá, persiguiéndose y  comiéndose unos a otros. Hay caídas de agua que ni un afamado  interiorista podría haberlas diseñado mejor. Hay ardillas que parten las avellanas dejando un semicírculo perfecto. El único sonido, el de los pájaros. Koldo los reconoce todos y los reinterpreta fielmente. En esta explosión de vida y naturaleza entristece saber que cada cambio humano va a influir en la fauna y la flora. Plantar centeno y trigo en lugares en que no había estos cultivos atrae a un tipo de pájaros que antes no vivían aquí, y se tendrán que ir otros, como los gorriones.  “Lo esencial es invisible a los ojos” se lee en la camiseta de Koldo. La frase de Saint Exupèry  es  el lema de su empresa. La miro frente a mí, mientras caminamos, y luego miro a los lados y al cielo y pienso que en ese momento lo esencial si es visible.


jueves, 17 de marzo de 2016

Alicia y las palabras

Las palabras que ha aprendido por la noche no le servían de nada. -¿ de que hablabas en el recreo con tus amigas mamá? Le  preguntó un día . Alicia tenía una mente privilegiada pero una incapacidad absoluta de comunicarse. Sus pensamientos nunca  se paraban en trivialidades. La madre le  había propuesto un juego; buscar palabras que usaban sus amigas y utilizarlos ella otros días. Serían nombres  comunes, concretos para su uso en sociedad, que aprendería por la noche. Dos semanas después tiró el centenar de  palabras a la basura. Fue un impulso extremo después de buscar en el diccionario la última de todas ellas : Asperger.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Rotacismo

Serán sólo cien palabras.  Si después de decirlas no consigo que me de su número de teléfono me retiraré. Ramón adoraba inventarse un juego para todo. Incluso para el arte de la seducción. Las primeras diez salían de un pequeño Larousse  con la imagen de Cela en portada   que le había dejado en herencia el abuelo. No podían ser palabras con erre por su problema de rotacismo y eso lo dificultaba todo. Además pensaba que Marina era una chica para más de cien palabras. Cuando llegó a su lado desde el otro lado de la barra sólo acertó a decirle: Hola me llamo Moncho.

lunes, 15 de febrero de 2016

¿ Se marcha el tiempo tras la muerte?

El universo puede estar  en un metro cuadrado y el tiempo en dos segundos. La locutora decía con una seguridad aplastante: noticias mediodía en onda cero, en la cocina se estaban quemando dos huevos cocidos a los que ya se les había evaporado todo el agua. La cortina de voz de la locutora se mezclaba con el reguero de humo negro con olor a quemado. Fuera, el viento soplaba con tal intensidad que acababa de tirar el geranio de la ventana. Seguirá la tormenta y rachas de viento de 180 kilómetros por hora decía la mujer. El frigorífico se quejaba renqueante de que  ya tenía demasiados años para estar funcionado y se hacía oír tras el geranio roto. Una puerta se cerró repentinamente y los cristales cayeron al suelo. Los huevos se revolvían ya negros contra  las paredes de la olla. Voces, olores y frío sentía Lucía. Demasiado frío en aquel suelo de mármol para estar todavía viva. 

miércoles, 28 de octubre de 2015

Violeta



Vuelven a ser invisibles las marcas en su cara. Hasta que pase otro mes. Hasta que el miedo vuelva a transformarse en piel abrasadora sobre su rostro. Violeta no entiende como alguien que dice quererla a morir le aplasta la cara contra las plaquetas del suelo.  Ya no oye de un oído. Total ¿ para qué? Para lo que hay que oír. Desde que  aprendió a vivir sólo la vida imaginada de su cabeza, es feliz. Los golpes sólo resuenan y ennegrecen  su piel.  Si él supiera que ya nada puede dolerle dejaría de pegarle. Lástima que Violeta ya no tenga  palabras para contárselo.   

miércoles, 21 de octubre de 2015

La levita

Un señor con levita que se parece a Pushkin no puede ser percebeiro. Tampoco Falete podría dedicarse a la natación sincronizada.-Dijo Anselmo antes de dejarme plantado en el acantilado. Nunca iba al grano, ejemplificaba sus teorías como si yo fuese demasiado tonto como para entenderle. ¡Qué tendría que ver llevar levita con recoger percebes entre las rocas! Está claro, eso si, que no me enseñaría el oficio así  que observé como bajaba hacia la playa. Lo hacía como si tuviera púas en manos y pies para engancharse a la piedra. Sólo una ola gigante y repentina logró soltarlo. Me pareció ver una levita descendiendo al fondo del mar.